Época Protohistórica -
Época Prehistórica
La Mesa de Miranda
Oppidum vettón o de la cultura de los verracos, vigente entre los siglos V y II a de n. e. El sitio fue descubierto científicamente en 1930 por Antonio Molinero Pérez, a partir de las noticias de las gentes del país.
Las primeras intervenciones arqueológicas tuvieron lugar entre 1932 y 1945. En ellas, el equipo dirigido por Juan Cabré, Encarnación Cabré y el propio Molinero excavó una de las necrópolis más interesantes del hierro “céltico” europeo. Se exhumaron más de 2300 enterramientos de incineración así como numerosas estructuras tumulares. Las 30 Ha que ocupa el poblado están divididas en tres recintos. El primer recinto y más antiguo –s. V a. de n. e.- está localizado en un cerro amesetado, rodeado por una muralla adaptada a la topografía a lo largo de sus 1370 m de longitud. El emplazamiento aprovecha los cortantes en las vertientes norte, este y oeste. El lienzo sur, el más vulnerable, contiene dos entradas en embudo protegidas por torreones circulares. Como complemento al muro se dispuso un campo de piedras hincadas aún hoy visible y un foso. El segundo recinto está cerrado por una muralla de 757 m. Tenía dos entradas, una al sur y otra mayor al sureste, esta última protegida por una gran mole circular. La muralla del tercer recinto abarca 10,5 Ha. El cambio de aparejo respecto a los recintos anteriores es más que notable. Se observan bloques ciclópeos para formar el conocido como cuerpo de guardia con la clara intención de monumentalizar el espacio.
La necrópolis se localiza a la entrada del yacimiento. A día de hoy son visibles los túmulos descubiertos por los pioneros en la investigación del castro.
Además, son reconocibles una serie de estelas hincadas cuya alineación y orientación está relacionada con fenómenos astronómicos que marcaban fechas importantes para los habitantes del poblado: solsticios, equinoccios y festividades relacionadas con las cosechas y los cambios de estación.
Visibilidad: se trata de un lugar extraordinariamente sugestivo por la conservación de las ruinas y su comunión con el medio natural. Se observa con facilidad la necrópolis, las estelas, las murallas de los distintos recintos e incluso las plantas de algunas viviendas. Además, numerosos paneles hacen sencilla la comprensión del sitio arqueológico y su recorrido. Mucho más antiguas son las evidencias halladas del paso de los primeros homínidos por esta zona. En el poblado, la necrópolis y el entorno inmediato del oppidum se han encontrado útiles líticos pertenecientes a los primeros humanos que pasaron por este territorio. Ha sido objeto de intervención durante los primeros años del S XXI consolidando estructuras, reconstruyendo lienzos de muralla y acondicionando buena parte del poblado. La visita se encuentra con una señalética actualizada en los últimos años.
- En verano los jueves a las 18:00 y los domingos a las 11:00, previa reserva.
- Reservas vías Whatsapp 610148080
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