Época Oscura - Época medieval

Cabeza de Navasangil

Además del amurallamiento que rodea las 1,6 Ha del emplazamiento, y que se encuentra rehabilitado en algunos tramos y derrumbado en otros, encontramos cerca de 35 estructuras de viviendas. Estas viviendas nos ofrecen una visión sobre las estructuras urbanísticas rurales de la época, aprovechando el perímetro defensivo y las moles de granito que afloran en el entorno. Son visibles los zócalos de sus muros en mampostería de granito y mortero de barro anaranjado. Estas viviendas, derrumbadas en su mayor parte, permiten identificar entre dos y tres estancias interiores dentro de la planta rectangular, que se destinaban a diferentes usos domésticos.

Las primeras excavaciones se realizaron entre 1977 y 1979, promovidas por E. Pérez Herrero sobre restos de dos unidades domésticas centrales y parte de un posible espacio cultual. Sobre este espacio en concreto, se retomaron nuevas excavaciones durante 1997-`8 y 2001-`2 ligadas a la entrada principal del enclave, fueron dirigidas por J. Caballero Arribas. Es fácil ubicar este espacio, por tener unas dimensiones mucho más amplias que las viviendas a las que nos hemos referido anteriormente.

De las estructuras exhumadas se desprende su origen: la reconversión de las élites regionales que, tras la crisis del tejido administrativo imperial romano, optan por emplazamientos castrenses que dominan el acceso a los pastos serranos para la gestión de tributos. Así lo pondría de manifiesto los restos de armamento junto a cantidades significativas de cereal y de pizarras de contabilidad de las viviendas o la solución del acceso principal de la muralla, con un corredor de seis metros de longitud, enfrentado al otro lado del collado con la única estructura extramuros: un posible cuerpo de guardia de planta cuadrangular.

En las cercanías, el canto de Los Responsos, que conserva parte de un folclore de raíz precristiana, permite complementar la visita con un itinerario pedestre para conocer la geología de estos parajes.

Posiblemente coetáneo, se encuentra, a parte de la vecina aldea de Los Pozuelos y los grabados rupestres de Las Chorreras, el cementerio de la fuente de Los Piojos (excavado en parte por A. Molinero Pérez en los años sesenta). Se ubica hacia el este, a 0,6 Km, donde se identifica algún sarcófago monolítico y lajas de tumbas de cista desmanteladas así como por material constructivo y alteraciones del terreno que delatan un posible templo religioso.